Meditación para los que nunca han meditado

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¿Qué es la meditación? 

Meditación es una palabra que suele intimidar a la gente que todavía no la experimentado.  Invoca a imágenes de hombres calvos en batas anaranjadas o visiones de un país oriental exótico como la India.  Pero la realidad es que la meditación y las razones por las que uno debe meditar no son nada exóticas.  Es más, gente de todas religiones y creencias espirituales puede beneficiar de esta práctica milenaria y universal.

En su definición más básica, la meditación es una simple manera de entrenar ? a la mente a enfocarse.  Igual que vamos al gimnasio para entrenar al cuerpo a ser más fuerte, tenemos que entrenar a la mente a ser más clara y resistente.

Se dice que en un sólo día, cada uno de nosotros pensamos alrededor de 60.000 pensamientos.  ¡Qué locura!  Muchos de nosotros ni siquiera nos demos cuenta de qué estamos pensando.  Pasamos el día con la mente llena de bulla, de pensamientos que no son reales sino nuestra versión de la realidad.

Cuando nos ponemos en un estado meditativo, nos convertimos en un observador que actúe como testigo a toda esta bulla.  Así, empezamos a entender que NO somos ese ruido mental y que tenemos la opción de escuchar y participar con la bulla o no. Con el paso de cada momento, tenemos la nueva oportunidad de vivir con más claridad.  Con más práctica, nos volveremos más adeptos en encontrar el enfoque dentro de la bulla.

Los Beneficios de la Meditación 

Uno no tiene que empezar a practicar la meditación por razones espirituales si no quiere.  Medita por razones prácticas pues!!!   Las personas más exitosas son las que tienen la capacidad de mantenerse enfocado (en su meta, en el presente, en lo que es importante, etc).

Los pensamientos crean nuestra realidad.  Si queremos una realidad bonita, tenemos que entrenar a la mente a enfocarse más en cosas positivas como la gratitud y menos en cosas negativas como la ira.  Meditación es ejercicio para la mente.

¿Cómo meditar?

Una querida maestra mía me dijo una vez que el primer paso de la meditación es tender la cama.  Lo que ella quería comunicar era la importancia de tener el espacio exterior limpio para que se vuelva más fácil la tarea de limpiar el interior.  ¿Todos los hemos sentido no?  Cuando la casa está limpia, nos sentimos más calmados y “limpios” también.

Escoge un sitio que te pueda servir todos los día como tu rinconcito de meditación.  Será más fácil que la meditación se convierta en una rutina si el lugar dónde meditas (y la hora que meditas) no cambian mucho todos los días.

  1. Empieza sentado en una postura cómoda.  Si estás en el piso, siéntate encima de un cojín con las piernas cruzadas.  Si tu cuerpo no te deja sentarte cómod@ en el piso, entonces siéntate en una silla.  En cualquier de los casos, trata de mantener la espada recta cuando estés sentad@ y meditando.
  2. Pon tu alarma por sólo 2 minutos.  Durante estos 2 minutos, mantén toda tu atención en la inhalación y la exhalación.  Inhala y exhala a través de la nariz.  Mantén la boca cerrada.  Siente como el aire entre en las fosas nasales y como llega hasta las profundidades del abdomen.  Si estás ansios@, enfócate más en la exhalación.  Si estás cansad@, enfócate más en la inhalación.  Sé consciente de cómo se siente tu cuerpo.
  3. Trabaja así por 2 minutos cada día hasta que puedas agregarle un minuto más a tu tiempito de meditación.
  4. Ve practicando hasta que llegues a 10 minutos diarios.  Es preferible meditar en la mañana porque es una buena manera de enfocar tu mente para poder enfrentar los retos del día.  Si no puedes en la mañana, no importa.  Hazlo cuando puedas.  No dejes que el deseo para la perfección malogre lo bueno. 

¡¡Y así vas, poco a poco entendiendo y experimentado que el mono dentro de la mente no eres tú!!

Si empieza a practicar la meditación o si ya tienen una práctica diaria de meditar, escríbeme en los comentarios abajo y cuéntame como te va!

Con mucho amor (y enfoque y claridad),

Katita