El alcohol es sagrado


Estoy convencida de que el alcohol es sagrado.  Nos ha acompañado desde el alba de la humanidad y sigue siendo hasta hoy en día una fuerza poderosísima en nuestra vidas.

Y sé…no siempre es una fuerza positiva. Al decir que el alcohol es sagrado, no estoy faltándoles el respeto a las muchísimas personas cuyas vidas han sido tocadas muy negativamente por el alcohol. El alcohol tiene su lado destructivo. Pero todos tienen (y tenemos) este lado destructivo. La luz no existe sin la oscuridad y vice versa.

Entonces, no es que el alcohol es bueno o malo sino que es PODEROSO.  Y con poder, hay que actuar con precaución.

Ahora volvemos al inicio. El alcohol es sagrado.

¿Por qué?

Porque toda la vida es sagrada y el alcohol juega un papel MUY importante en la historia de todos nosotros, en nuestras vidas, desde que nació la humanidad.

Alrededor del mundo, el alcohol ha sido y sigue siendo una parte indispensable de lo ritual, ofreciéndonos un portal hacia lo divino, hacia al Gran Misterio. Siempre ha sido un acompañante en nuestras mesas ceremoniales inspirando poesía, formando parte de nuestros sacramentos y abriéndonos a otras maneras de ver y de experimentar nuestro mundo.

Como escribe Jessica Prentice en su libro “Full Moon Feast, ”La embriaguez era una forma de adoración.”  Digo yo, “el alcohol era algo que juntos preparábamos y que juntos disfrutábamos para poder alcanzar un estado elevado de consciencia EN COMUNIDAD.  Era algo que nos unía.”

  • ¿De dónde venimos?
  • ¿Qué estamos haciendo aquí?
  • ¿Adónde nos vamos?

Son las preguntas más importantes que hay que contestar, individualmente y colectivamente, y los seres humanos llevamos decenas de miles de años (¡¡o más!!) intentando contestarlas. El alcohol es parte de esa búsqueda.

“El ritual indígena a través de la historia y alrededor del mundo siempre se ha tratado de crear un lugar estrecho, una experiencia de lo divino, un lugar donde el velo entre el mundo racional y el mundo irracional es estrecho y delagadito y donde los seres humanos pueden ser testigo a otro nivel de realidad. El alcohol y la fermentación alcohólica en la vida indígena eran considerados sagrados porque se trataban de crear este espacio estrecho.” *

Una vez un maestro de yoga me dijo algo así, que es como si todos estuviéramos viendo un solo canal de la tele cuando la verdad es que hay cientos de canales disponibles y que simplemente no nos estamos dando cuenta de que existen.  Nuestra experiencia de la “realidad” es UNA sola experiencia de UNA de las muchas “realidades” que hay. El alcohol puede servir (porque siempre ha sido así) como herramienta que nos permite abrir un poco más la mente y entender que hay otras maneras de ver la “realidad” y experimentarlas por nosotros mismos. 

No sé qué tendríamos que hacer a nivel social para recordarnos del papel de puente que juega el alcohol, siendo un espacio delgadito, conectando lo racional con el Gran Misterio.  Pero sí sé que al nivel individual, lo podemos recordar, empezando hoy día, cambiando nuestra relación con el alcohol.

Porque el alcohol no sólo sirve como una herramienta espiritual sino también como herramienta muy útil para la sanación del cuerpo físico. El alcohol siempre ha sido un portador de hierbas y plantas medicinales que necesitamos para curarnos.  El vino y la cerveza antes no eran fermentados a escala industrial con tan pocos ingredientes.  Nuestros ancestros los fermentaban en sus casitas creando mezclas de frutas, cereales, y plantas medicinales capaces de restaurar la salud de la familia y la comunidad y de mantenerla en un estado óptimo.   Hasta en tiempos más modernos usamos el alcohol como vehículo medicinal, usando los destilados para llevar nuestras medicinas en forma de tinturas de hierbas.

Un buen punto de partida si es que uno busca una relación más equilibrada y más sana con el alcohol es empezar a fermentarlo en su propia casa, a experimentar haciendo vinos y cervezas caseros usando las recetas que le ofrece su rinconcito del mundo, explorando las plantas medicinales de su bioregion y viendo cómo uno las puede usar en sus propios fermentados medicinales.

El alcohol es sagrado porque toda la vida es sagrada.

Que tu alcohol fermentado en casa y compartido con tus seres más queridos sea tu medicina.

Katita

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*pg. 135 de “Full Moon Feast” por Jessica Prentice